¡La travesura de mi adorada compañera peluda!
¡Oh, la dulce cacofonía de las noches sin descanso! Mi gata en celo, con su inagotable energía y necesidad de atención, se ha convertido en una experta en interrumpir mi precioso sueño. Su maullido estridente penetra las paredes de la casa como un eco persistente que no da tregua. ¿Cómo lograr conciliar el sueño en medio de semejante alboroto?